El Guernica de Picasso ha sido un gran referente de inspiración para muchos pintores y escultores vascos. Otros le conocieron antes de que pintara este cuadro tan universal. También esta obra inspiró a artistas vascos de otras bellas artes como la literatura o el cine; pero las tengo aún en fase de investigación para futuros artículos de esta misma bitácora. En esta primera parte expongo solo lo relacionado desde la llegada de Picasso a Paris hasta el inicio de la Guerra Civil en España en julio de 1936.
El Guernica de Picasso: encuadrando el tema.
El Guernica de Picasso estuvo siempre entre los principales temas que reflexioné hace más de 10 años para crear y atraer clientes al servicio de guía de turismo privado y personalizado al cual me dedico en el País Vasco. Pero la realidad no era tal cual como yo la percibía. Ni la gastronomía, ni la calidad de los vinos de Rioja, ni el euskera (lengua ancestral de los vascos), ni que Elcano fuera el primero en dar la vuelta al mundo, ni los pintores vascos de renombre mundial en el mundo del arte, ni el propio Picasso me ayudaron a atraer clientes en mis primeros años con la marca Aitor Delgado Tours.
Muchos de mis clientes conocen la existencia de Picasso y el Guernica. Sin embargo, siempre me ha llamado la atención que pocos dominan que Guernica sea un lugar, ni que este sea un pueblo que existe en la vida real. Mucho menos, que Guernica es un pueblo que existe en el País Vasco. Actualmente el nombre de la villa es: Gernika-Lumo. Tampoco está muy claro por la mayoría las circunstancias en las que ocurrió el bombardeo a Guernica en abril de 1937 y a otros pueblos vascos como Durango, Ochandiano o Bilbao, y ni en otras ciudades de España. Hay quien aún confunde la Guerra Civil española con la Primera Guerra Mundial. Si quieres aclarar ideas o profundizar en estas historias, contacta conmigo y diseñaremos juntos el tour privado y personalizado que mejor se ajuste a tu tiempo e intereses. ¡Y todas tus dudas o medias dudas…desaparecerán!, en un ambiente relajado y divertido.
Por suerte, el Guernica de Picasso ha empezado a ser un tema importante para ofrecer a mis clientes en los últimos años. Las polémicas interpretaciones actuales que se están realizando a la persona y la vida de Picasso han permitido que el interés por éste artista se haya incrementado. También por las múltiples actividades, eventos e informaciones realizadas en 2023 al cumplirse los 50 años de su muerte el 8 de abril de 1973. Además, el aumento de la calidad en la divulgación de las entidades gubernamentales, culturales y del turismo de temas universales vascos ha propiciado que Guernica se esté posicionando como una ciudad imprescindible a visitar en el País Vasco y en España.
Otro resorte importante para hacer este post ha sido la exposición “Picasso escultor. Materia y cuerpo” que se muestra desde mayo en el Museo Picasso de Málaga y que podrá verse en el Museo Guggenheim de Bilbao desde septiembre del corriente año hasta enero de 2024.
En homenaje a Picasso y al pueblo de Guernica, a los 50 años del deceso del pintor, he querido indagar más sobre la influencia del cuadro Guernica de Picasso en la vida y obra de algunos pintores y escultores vascos. Y en este post intentaré, de manera resumida, informaros de los “otros Guernica” (denominación que no es mía, pero se ajusta a lo que quiero trasmitiros) que han creado los pintores y escultores vascos más conocidos. Además incluyo algunos que ni siquiera sabía de su existencia pero que sus obras me ha parecido interesante compartirlas. He tenido que seleccionar los pintores, y algunos escultores, en los que la influencia del Guernica de Picasso es indudable. Y otros, donde el tema y la obra de Picasso les han incitado a crear sus propias versiones, algo alejadas de lo creado por Picasso. Por suerte algunos especialistas, estudiosos, críticos de arte… vasco, español y de otras naciones que iré mencionando han indagado el tema y me han servido de gran apoyo. ¡Gracias por sus aportaciones y las que me podréis hacer vosotros!
Una primera parte la dedico a los pintores y escultores vascos que se relacionaron con Picasso antes de que estallara la Guerra Civil en España en julio de 1936. Y las siguientes, al período que cubre toda la Guerra Civil española que incluye el momento de la presentación del Guernica de Picasso; y a otros periodos donde la obra tuvo mucho impacto en la sociedad y la cultura vasca. Finalmente, lo creado después de la muerte de Franco en 1975 hasta fines del siglo XX; y lo que nos ofrece este nuevo siglo XXI en el panorama cultural vasco.
…“todo el quehacer antecedente de Picasso no es otra cosa que la morosa preparación de un gran mensaje, o la iniciación de una gran profecía”. Juan Larrea, escritor vasco.
Los pintores y escultores vascos relacionados con el malagueño antes del Guernica de Picasso
De 1900 a julio de 1936, justo antes de la Guerra civil.
La presencia de pintores vascos en la vida de Picasso se hace presente tan pronto como empecé a indagar sobre su persona y su obra. Inclusive antes de que realizara el Guernica en junio de 1937, tuvo contactos con algunos artistas vascos y con el País Vasco.
En este primer post, que será la primera parte de las 5 previstas, abarcaremos el período desde los inicios del siglo XX hasta el momento justo antes de iniciarse la Guerra Civil española en julio de 1936. E iré presentando a cada uno de los pintores o escultores vascos que más se han relacionado con Picasso, principalmente de manera personal, y también a través de sus obras profesionales. Recordad que el objetivo de este post es indagar sobre el Guernica de Picasso y su influencia en la pintura vasca, pero el mismo no ocurrirá hasta que este se muestre públicamente en junio de 1937.
Desde los primeros años del siglo XX se pudieron ver en Bilbao las primeras obras de Picasso en las dos primeras Exposiciones de Arte Moderno de 1900 y 1901, que organizaron los pintores y escultores de las Escuelas de Albia. Además de los artistas vascos como Iturrino, Zuloaga, Regoyos, Guiard, Guinea,…también estaban presentes pinturas de algunos catalanes como Pichot, Casas, Oppiso, Rusiñol,… y europeos, entre los que destacaban Gauguin, Lund, Cottet,…
Pintor Francisco Nicolás de Iturrino González (1864-1924)
En 1901 Picasso viaja por segunda vez a Paris llamado por el marchante Vollard para su primera exposición fuera de España con tan solo 19 años. En esta presentación de sus obras en la Galería Ambroise Vollard también participa el pintor y grabador vasco-santanderino Francisco Iturrino, a quien también promovía el francés. Y no solo se encontraron exponiendo juntos en esa ocasión, lo hicieron en varias ocasiones. También desarrollaron una bonita amistad hasta la muerte de Iturrino en 1924.
El poeta del color, como le llaman algunos a Iturrino, también fue muy amigo de Matisse y Derain, lo que le ayudó mucho a encontrar y perfeccionar un estilo propio. Junto al pintor vasco Juan de Echavarría introducen el fauvismo en España. Rompió con el realismo y la España Negra de sus coetáneos españoles, siendo uno de los primeros en introducir las nuevas corrientes vanguardistas en la península ibérica. Sus temas favoritos fueron las mujeres solitarias o en grupo, vestidas y desnudas; y jardines, flamencos, toros y caballos. La afición taurina y la pintura seguro estoy fueron temas de tertulia con Picasso; aunque también con Van Dongen, Vlaminck, Renoir, Derain y en especial con Matisse y el vasco Zuloaga.
«(…) algún día habrá una escuela que llevará el nombre de Iturrino, que futuras generaciones, cultivándola con amor, lo saquen del abandono en que hoy vive para iluminarlo con los resplandores del mérito y adornarlo con los laureles de la gloria”. Henri Matisse a Francisco Ulacia en conversaciones para periódico El Liberal.
Iturrino no solo fue querido, sino también inspiró a muchos otros pintores que lo usaron como modelo para sus cuadros, tales como Derain, Giacometti, Echevarría,…y el mismísimo Picasso. A inicios del siglo, Iturrino y Picasso no solo compartían en el ámbito profesional la preparación de su futura exposición conjunta, sino también en el personal y el vecinal. Ambos eran vecinos en el Boulevard de Clichy, por lo que estimo que iniciaron por esa época a estrechar su relación de amistad y profesional.
Un ejemplo documentado de sus contactos fue el dibujo de tinta a pluma sobre papel que le hizo Picasso a Francisco Iturrino en 1901 y que el malagueño donaría en 1970 al Museo Picasso de Barcelona, 3 años antes de su muerte. Le acompañó casi toda su vida personal. (Ver web de este museo en la parte dedicada a “Los amigos”).
Además, gracias a la parte donde listan las obras, en la Invitación escrita por Coquiot para la “Exposición de pinturas de F. Iturrino y de P.R. Picasso”[1] que amablemente nos envió la biblioteca del Museo Picasso de Barcelona, se conoce que Picasso presentó en la muestra un cuadro en donde había pintado a Iturrino. Ocurrida entre el 25 de junio al 4 de julio de 1901 fue la primera de Picasso fuera de España, pero no de Iturrino. El vasco-santanderino ya había expuesto en Bruselas y Paris. En el título y en el propio orden de presentación de los artistas en el catálogo, Iturrino aparece mencionado siempre en primer lugar pues ya era un pintor conocido en Paris desde 1895 y con sus 36 años transitaba en el inicio de su etapa de madurez profesional.
En la segunda lista del documento de Coquiot con las obras de Picasso, aparece en primer lugar Autorretrato, y la segunda pintura es el Portrait de M. Iturrino (Retrato del Sr. Iturrino). Hoy en día esta pintura no existe, pero se conoce su paradero. El lienzo de este retrato de 1901 fue reutilizado por Picasso en 1905 para pintar La acróbata de la bola (exhibido en el Museo Pushkin y luego comprado en varias ocasiones por privados). En esos tiempos la economía de Picasso no era muy abundante; o dicho en palabras más correctas, era un hombre pobre y tenía aún muchas necesidades, por lo que recurría mucho reciclar las telas.
Por suerte se conserva en el Musée National Picasso-Paris una fotografía[2] en la que aparece el reciclado retrato de Iturrino colgado en la pared, junto a Picasso, el marchante catalán Pere Manach y el pintor Antonio Torres Fuster en el estudio del boulevard de Clichy en Paris.
La invitación a la exposición conjunta Iturrino-Picasso de 1901 escrita por el crítico Gustave Coquiot se inicia con la siguiente frase: Aquí tenemos a dos pintores afortunadamente muy diferentes: uno bárbaro, casi hostil, que representa en lienzos ásperos los aspectos humanos más rudos y los paisajes agrestes; el otro más atraído por temas diversos, quizás más inquieto. Seguidamente se centra en las obras que presenta Iturrino con sus legendarias Gitanas y los mendigos de España… concluyendo que el pintor vasco ha aportado una originalidad decisiva de un temperamento ingenuo y penetrante.
La presentación del joven Picasso la inicia con esta frase: Muy distinta es la exposición juvenil, abundante y variada, «parisina» de Don Pablo Ruiz Picasso. Coquiot se centra en lo variado de los temas que aborda Picasso, generalmente representados. Y considera que de esta «manera», este estilo ágil y un tanto apresurado, uno se da cuenta rápidamente de que el señor P.-R. Picasso quiere verlo todo, quiere expresarlo todo...Es un armonista de colores claros, pero un poco desesperado, un poco impaciente, que encuentra todo todavía armado, despierto y dispuesto al día siguiente.
Coquiot termina su presentación agradeciendo a ambos pintores que se hayan salido de las «perturbadoras» manolas y los «hermosos» guitarristas…los señores F. Iturrino y P.R. Picasso han pensado acertadamente que era mejor ofrecer lugares y personas seleccionadas por ellos, auténticas fisonomías, expresiones precisas y honestas de arte, sin preocuparse por una seducción fácil y un éxito superficial. Al siguiente día de la inauguración Arsène Aleixandre publica en Le Figaro: “Iturrino y Picasso aportan caracteres bien distintos. El primero es grave, concentrado y un poco salvaje y tiene un verdadero sentido de la grandeza.”[3] De lo hablado sobre Picasso se conoce bastante.
Iturrino sale de Paris antes de que la exposición concluya en julio por compromisos en Salamanca y con la Exposición de Arte Moderno de Bilbao de 1901. Además de su obra, Iturrino aporta 3 cuadros que Picasso le había encargado que llevara desde Paris a esta muestra. Hay algunos curadores o críticos de arte, entre ellos el vasco Kosme Barañano, que afirman que en ese período era usual encontrar en las galerías a obras de Iturrino y Picasso juntas. Y digo yo: por suerte es una situación que hoy en día se ha recuperado.
En 1902 comparten también espacio en una exposición colectiva de la Galería Berthe Weil de París. En la que también exponen los vascos Manuel Losada e Ignacio Zuloaga, sobre los que comentaré más adelante su relación con el malagueño. También en junio, a solo un año de la muestra conjunta con Picasso, Iturrino realizó su segunda exposición en la Galería Vollard, pero esta vez fue individual.
Entre los años 1902 y 1903 Picasso pinta el óleo Hombre en azul. Para el Museo Picasso de Paris es solo un “retrato de hombre”. Sin embargo, para Bárbara García Menéndez en su artículo “Un rostro en la sombra” que publica en la web del Museo Carmen Thyssen de Málaga, este hombre es Francisco Iturrino.
Puedo compartir esa percepción no solo por el parecido al pintor vasco, sino también porque Bárbara nos aporta un Autorretrato de Iturrino de 1903 (de una colección privada) que le permite ser convincente.
En 1904 Picasso se asienta en Paris. El círculo de artistas españoles que vivían en la ciudad del Sena era significativo, entre ellos, los vascos Francisco Iturrino, Ignacio Zuloaga, Juan Echevarría y ocasionalmente Gustavo de Maeztu. Además de Pablo Picasso estaban Joaquim Sunyer, Hermen Anglada-Camarasa y Daniel Vázquez Díaz. El escultor Paco Durrio también formaba parte del grupo, y aunque había nacido en Valladolid, desde pequeño desarrolló su vida asociada al País Vasco, de manera similar a Iturrino. Durrio mantuvo una corta pero muy cercana relación con Picasso hasta la muerte del primero.
El vasco-santanderino tuvo una presencia continuada en las Galerias Vollard durante el primer decenio del siglo XX. Sin embargo, no he encontrado ninguna información que nos permita afirmar que hubo una segunda exposición conjunta Iturrino-Picasso promovida por esta galería u otra en Paris.
En 1914 Iturrino fue pintado al óleo por André Derain, obra que puede verse en el Centre Pompidou. Unos 40 años después Alberto Giacometti realizaría su grabado Hommage à Derain. Portrait d’Iturrino, en el que al homenajear a su ídolo Derain replica el óleo de la figura triste y goyesca de Iturrino (obra que también está en el Pompidou). También le retrató en aguafuerte su amigo Matisse. Un año en el que Picasso se encontró, además de en Paris, con Iturrino, Matisse, Derain, y otros pintores y artistas en el Midi francés.
Con el inicio de la Primera Guerra Mundial en agosto de 1914 muchos españoles regresaron a España, entre ellos Iturrino. En 1915 presenta su obra por primera vez en una exposición colectiva en las Galerías Layetanas de Barcelona en las que también hay obras de Picasso. En la Revista Vell i Nou del 1 de marzo de 1916, se nos informa que …Correspondiente a la visita que debe hacer mañana la Caravana Vasca a las Galerías Layetanas, se ha organizado con exposiciones de artistas de Vasconia, de Darío de Regoyos una, y la otra la de los hermanos Arrué[4]. Es el preludio de la relación que iniciaría la Asociación de Artistas Vascos con la asociación homologa catalana.
El 15 de diciembre de 1916 se inauguró en Barcelona una exposición de arte por la Asociación de Artistas Vascos invitada por las Galerías Layetanas. La portada estuvo engalanada con la obra Los juguetes del vasco Antonio de Guezala. Aparecen fotos de algunas obras de Iturrino como: Las mujeres, Una forada (en catalán), un dibujo de mujeres con mantón y peinetas, y otro de mujeres de paseo entre coches. Y fotos de otras obras vascas de Darío de Regoyos, Juan de Echevarria, Rochell, Loygorri, Uranga y Lucia O. de Urbino. Mencionan como ya conocidos por los catalanes a Darío de Regoyos, los hermanos Zubiaurre, los hermanos Arrúe y a Gustavo de Maeztu. Pero nunca se había presentado una exhibición en conjunto de distintos temperamentos del arte vascongado[5]. Justo en ese mismo momento se presentaban en Bilbao una exposición de arte catalán como contrapartida.
Sobre Iturrino la revista expone: es uno de los artistas más interesantes y más inquietos que tenemos en España. La obra del Iturrino, que es la más completa de toda la exposición, desconcierta un poco. Ya se nos presenta con las figuras planas, como de cartel, con las tintas claras, ya expresa un movimiento, una agitación, una impresión que podría llamarse fila directa del primer Lucas; ya nos muestra unos dibujos nerviosos, breves; ya unos paisajes exóticos, de color cálido, hechos de un solo disparo de pincel. No hay nada ponderado en los cuadros de lturrino. No hay medida ni peso. No existe equilibrio. Todo es el producto de una visión que nos da a veces una obra maestra, fresca, original, viva, o nos da una pobre muestra adocenada. Toda una sala llena el Iturrino y él se lleva, por su abundancia, todos los honores.
La tercera exposición de Iturrino en esta galería de Barcelona es en 1917 con una retrospectiva individual, en paralelo a una Exposición de Arte Francés. Un artículo en la Revista Vell i Nou de junio de 1917 nos informa que:
… Ahora, al volver de nuevo, parece haber ascendido en su camino. … Estos jardines de Málaga son vistos por unos ojos más que vascos, andaluces; más que andaluces, africanos. … Los dos paisajes, también de Málaga, son algo más brumosos, y los tejados de la vieja ciudad parecen amparados por un cielo parisino. De los demás cuadros, perros, toros, caballos, a nuestro entender estos últimos tienen un interés extraordinario. Y para nuestro público, Francesc Iturrino también tiene ahora más valor que la primera vuelta.
A la sazón, Picasso con 37 años regresaba a esta ciudad desde Italia con la que sería su primera esposa Olga Koklowa.
Hay constancia de un encuentro acaecido en las bodegas de la galería en donde se homenajeaban a Picasso, pero además a dos pintores vascos: Francisco Iturrino y Gustavo de Maeztu[6]. Los 3 homenajeados aparecen en la foto sentados en las butacas de madera, con Picasso en el medio, Maeztu a la izquierda de la foto, y a la derecha Iturrino sin su conocida barba, quien ya tenía 52 años pero mantenía su elegante porte.
En 1918 Picasso e Iturrino vuelven a coincidir en las Galerias Layetanas; en las que el vasco sorprende con sus cuadros con mujeres desnudas que fueron criticadas fuertemente por alguna parte de la crítica y el público, poco habituado a las muestras de sensualidad algo subidas de tono[7]. Estas obras se presentaron en la exclusiva Exposición de la quincena que la galería hacía a pintores reconocidos.
Las obras de Picasso e Iturrino se vuelven a ver juntas por Bilbao, con otras de pintores vascos como Juan de Echevarría, Darío de Regoyos Losada, Arteta, Tellaeche, Guezala, Ignacio Zuloaga…, en la Exposición Internacional de Pintura y Escultura del 30 de agosto al 15 de septiembre de 1919 en Albia. También expusieron Van Gogh, Matisse, Cezanne,…Para el crítico de arte Juan de la Encina, había en esa época 3 “centros capitales de la producción artística en España: Madrid, Barcelona y Bilbao”. Por supuesto, Bilbao era el más “modesto y silencioso”[8]. Se reconoce a esta muestra como la precursora de la creación del Museo de Arte Moderno de Bilbao creado en 1924, que posteriormente formaría parte del Museo de Bellas Artes de Bilbao que hoy conocemos.
En 1920 Iturrino comienza a sufrir los primeros síntomas de una gangrena en su casa, por la que en 1922 le amputan la pierna. La situación económica de éste era pésima y sus amigos organizan una exposición-homenaje en la Galería Rosemberg de París. La muestra se componía de 19 cuadros de Iturrino en la que se subastaron, entre otras más, pinturas de Picasso, Derain, Matisse, Bonnard, Pichot, Dufy, Vlaminck y Signac. En una carta que hace a su hijo Marcelo, el vasco le escribe: “… es muy triste la vida que llevo y lo que pienso. Picasso viene a visitarme constantemente y va a hacer un retrato mío en esta cama de hospital, y con esta camisa ordinaria que nos dan, dice que tengo mucho carácter….”[9].
No tengo constancia de que ese retrato de Iturrino en cama se haya realizado por Picasso u otro colega. Tampoco me consta ningún otro detalle de su vida que le relacionen con Picasso, salvo que ambos debieron mantenerse en contacto en Cagnes-sur-Mer (Niza) hasta la muerte de Francisco Iturrino en junio de 1924. En esta ciudad tuvo el apoyo de sus amigos Matisse y Renoir. También tuvo el apoyo de una señora con la que convivió y tuvo un hijo. Lo anterior se ha conocido por el público en 2016, a raíz de una investigación de Charles Fremaux en la que ha encontrado también sus restos mortales en el cementerio de Haut-de-Cagnes.
Hay muchos coleccionistas individuales que poseen algunas de sus obras. También pueden obras de su autoría en los museos de Bellas Artes de las ciudades de Bilbao y Santander, en el Centro Nacional de Arte Reina Sofía de Madrid, y en el Museo Zuloaga de Zumaia, en el País Vasco.
Pintor Gustavo de Maeztu y Whitney (1887–1947)
El pintor y escritor Maeztu, a los 19 años, conoce a Picasso en su primera estancia en Paris entre los meses de abril y junio de 1907, justo cuando Picasso en sus 26 años pintaba «Les demoiselles d’Avignon«. Su viaje a la urbe francesa tenía como fin adentrarse en la cultura local, en especial la artística. Además de estar acompañado por su gran amigo Tomás Meabe, alterna también con otros vascos, en especial con Paco Durrio e Ignacio Zuloaga. Es muy probable que este grupo haya sido el que propició el encuentro entre Picasso y Maeztu. También Maeztu descubre en el Museo del Louvre a pintores españoles como El Greco, Ribera, Velázquez, Zurbarán o Herrera El Viejo.
Bilbao siempre fue un lugar determinante en la vida de Maeztu, aunque había nacido en Vitoria-Gasteiz, como también lo fue Estella (Navarra) al final de su vida. En su faceta de viajero, tratando de incorporar experiencias vitales y conocimientos, conoció también Londres y Amsterdam; y zonas de Castilla, Navarra y Andalucía en España. Ninguno de esos viajes le incitó a adentrarse en los nuevos aires vanguardistas de esos tiempos como el cubismo o el surrealismo. Se interesó por las grandes dimensiones, ya fueran en óleo o en frescos. Y le encantaban los colores fuertes y los contrastes. Según Candela Vizcaíno:
…Son los protagonistas de Maeztu los tipos típicos de Castilla y Andalucía, las mujeres del pueblo llano que se engalanan con las prendas regionales, teniendo como fondo el eterno paisaje de caseríos y ruinas. Sus modelos son tratados con exageradas curvas y redondeces, aportándoles un punto de tercera dimensión, como si de esculturas se trataran[10].
Maeztu seguirá visitando Francia desde su residencia en Bilbao, no solo a Paris, también a Biarritz, Saint Jean le Vieux, Bayona,…en los que nutre no solo su faceta de pintor, sino también la de escritor de novelas. En 1911 se crea la Asociación de Artistas Vascos en Bilbao, con el pintor Alberto Arrúe como presidente de la Junta Directiva, y como miembros los pintores Gustavo de Maeztu, Julián de Tellaeche, Aurelio Arteta, Antonio de Guezala y Ángel Larroque; el arquitecto Pedro Guimón y el escultor Quintín de Torre.
Desde 1914 se estrechan las relaciones entre artistas vascos y catalanes a través de la Asociación de Artistas Vascos y su homóloga catalana. Lo que propicia que muchos vascos empiecen a exponer sus obras en Barcelona de manera más corriente y ordenada. Además de los vascos Regoyos, Zuloaga, Mogrobejo, los hermanos Zubiaurre, Iturrino,… también llega Maeztu a Barcelona.
Su primera expo en Barcelona se realiza en la Galeria J. Dalmau en mayo-junio de 1914. En junio de 1915 en la Sala Can Parés[11] presenta una obra que la crítica de Barcelona compara con la de la del año anterior pues…sus obras llamaron la atención; a pesar de acusar un gran desequilibrio, daban la impresión de un vigor nada común, de un pincel bien untado[12]. El junio de 1915 ya presenta… una pintura más completa y terminada. Rica, sobre todo, la materia; bien entendida, trabajada y firme la concepción de la obra, que puede amarse por sí misma. No hay vacilaciones ahora. Las pinceladas están puestas con conocimiento completo. El color no es llamativo; tiene como un suave reposo. Ha huido de todo atributo literario, de todo lo pintoresco fácil, para darnos una visión plena y sana del arte sin nota estridente. Y nos muestra una foto de Serra de su pintura Sembradora Augusta. En octubre de ese año Picasso exponía obra en una exposición de la Colección Plandiura organizada por esta misma revista.
En 1917 Maeztu es invitado a exponer individualmente en las Galerías Layetanas Barcelona, y logra un éxito rotundo. Durante sus constantes viajes a Cataluña, Maeztu se granjea el cariño de los locales gracias a la gran personalidad de sus obras. Lo consideraban audaz y brillante; un sensual del color.
Tal como hemos comentado, y expuesto en una foto anterior, Maeztu recibe un homenaje en la bodega de estas galerías junto a Picasso e Iturrino en 1917. Una noticia aparecida en la página 425 de la Revista “Vell i Nou” del 1 de junio de 1917 nos informa de que: Se encuentra en Barcelona Gustau de Maeztu, el conocido pintor bilbaíno, tan discutido y apreciado en todas partes. Ha venido para visitar la Exposición de Arte francés y probablemente para exponer pinturas, que serían de gran tamaño, en las Galerías Layetanas.
El 1 de julio de 1917 aparece en la portada de la Revista Vell i Nou un Retrat a la mina de plom, d’En Gustau de Maeztu (Retrato a la mina de plomo de Gustavo de Maeztu) pintado por Pau Ruiz Picasso. La firma dice: Al amigo Maeztu, Picasso. Junio 1917.
En ese mismo número, en la siguiente página, se muestra Retrat a la mina de plom, del senyor Vollard, también de Picasso.
Continúa la revista publicando también textos de otros autores como José Junoy en el que expone que: Picasso, donde pone la mano, deja huella de su genial temperamento. Dotado como ningún otro para la asimilación…. No he visto en artista alguno tanta complejidad ni tampoco una fuerza casi mágica tan irresistible. Picasso comprende las cosas sin amarlas, y las interpreta cruelmente. Su amor es dominación.
E inmediatamente aparece impreso Retrat d’En P. R. Picasso, carbó per Gustau de Maeztu. Retrato de Pablo Picasso, realizado por Gustavo de Maeztu. El original es de carbón/papel, fechado en 1917. Procedencia: colección particular.
¡Un retrato de Picasso realizado en carbón por el pintor vasco Maeztu!
Sinceramente, esta relación si me sorprendió bastante. Quizás mi estupefacción viene de lo que ya sabemos hoy en día de la posición política de estos dos personajes. Posiblemente en ese período ambos estaban más inmersos en sus profesiones que en la vida política que posteriormente mostraron.
Esta año, la crítica catalana publica en esta revista que…Gustau de Maeztu es un gran decorador de exuberancias, es un pintor de carnes llenas de madurez y de promesas. Es, en otro sentido, un ejemplo de estímulo para jóvenes artistas. Y su paso es triunfante en sus cuadros, como Euskadi, su pueblo, es triunfante en el rostro de sus hijos: los de color rojo como sus telas. Hay que hablar pintando, hay que pintar todo hablando, y hacer pintura fuerte. La técnica es precisa y delicada, y el paisaje robusto como de una tierra fértil. Gustau de Maeztu también ha hecho unos retratos, al carbón, que expone en estas salas[13].
Muy alejado de sus triunfos y buenas críticas en Cataluña, Maeztu vivía en su Bilbao con alguna pesadumbre por la poca venta de sus obras en la ciudad. Se conoce una frase suya en la que indica que «este no es mi reino, aquí se entiende poco de arte» refiriéndose a Bilbao[14]. Es cuando decide alejarse de la villa y se instala en Londres entre 1918 y 1922. A la par, algunas de sus obras se muestran en la Exposición Internacional de Pintura realizada en las Escuelas de Berástegui en Bilbao en el verano de 1919. En ella también están presentes pinturas de Picasso, Renoir, Cézanne, Van Gogh, Gauguin,…y otros pintores relevantes.
Con mayor madurez que cuando realizó su primera estancia en Paris, Maeztu se siente más afín a los artistas y mundos desconocidos que le ofrece Londres. El Museo Gustavo de Maeztu de Estella resume esta etapa de esta manera:
Los chinos de Maeztu son los cargadores del puerto de Liverpool, de barcos aventureros de muchas velas; los trashumantes de Picadilly; los jongleurs chinos de larga coleta, que se exhiben en los escenarios; los chinos hieráticos de los sórdidos fumaderos de opio. Chinos errabundos y misteriosos que comparten con los judíos y los gitanos, el enigma de las razas dispersas, sin cuna ni patria…. Maeztu vuelve de Londres más estabilizado, con una técnica más serena y una sensibilidad más aguzada….. Empieza ahora para nuestro artista un periodo de esplendor, de reconocimiento a su calidad y a su prestigio, sobre todo fuera del País Vasco.
En mayo de 1922 muestra sus nuevas creaciones pictóricas en la Galerie Devambez. Momento en el que presumo entró de nuevo en contacto con Picasso, pero no me consta. Aunque las obras ya habían probado su validez en Reino Unido, Paris de nuevo lo deja de lado. La exposición no es muy visitada.
No obstante, 1922 será un año que le acarreará el definitivo despunte profesional en su tierra natal. En septiembre participa con 6 cuadros en el III Congreso de la Sociedad de Estudios Vascos en Guernica. Aquí presenta su famoso cuadro Tierra vasca, lírica y religión que finalmente será adquirido para colocarlo en la prestigiosa Casa de Juntas de Bizkaia en Gernika. 5 marineros con sus remos y timón navegan en una lancha por los acantilados de la costa vasca.
Según Basterra, «es uno de los trozos de pintura euskalduna, en el que se acusan más valientemente las características de la pintura nórdica. Está pintado a golpazos rítmicos de corazón apasionado. La energía en que superabundan aquellos hombres del remo se exhala en miradas magnéticas y un raudal desbordante de cantos vigorosos. Es, sin duda este tríptico, uno de los productos más considerables de la escuela euskalduna«. Texto de la web del Museo Gustavo de Maeztu.
Barcelona vuelve a ver sus obras durante 3 años seguidos desde 1933 a 1935 en la Librería Catalonia, la Galería Emporium y nuevamente en las Galerías Layetanas. Durante 1933 y 1934 en la Sala Parés se mostraron las obras de la colección de pinturas de Miguel Utrillo, en las que además de Picasso y Maeztu, estaban otros como Dalí, Cabanyes, Sunyer, Casas, Clará, Nonell, Opisso, Bagaría, Pasqual y Mir. Estas no serían sus últimas presentaciones en Barcelona, faltaría mencionar las de noviembre de 1941 en la Galería Pallarés; pero en esa ocasión no creo se encontrara con Picasso por tierras catalanas ni españolas.
Aunque Bilbao se le resistía, no dejó de exponer en sus salas, mucho menos cuando la propia Asociación de Artistas Vascos cedía las obras de sus miembros en exposiciones. Se sabe que se vieron obras suyas en la nueva galería llamada Casa Arte en la Gran Vía bilbaína, que abrió en febrero de 1936, con una muestra de artistas vascos. La segunda exposición de esta sala fue una exclusiva de 24 obras (de 1908 a 1935) de Picasso, traída a Bilbao por el catalán Lluís Carreras Macaya que a la sazón era el director de la sala. Esta primera exposición unipersonal en España de Picasso fue promovida por la ADLAN (Amics de l’Art Nou) y también se presentó en Madrid y Barcelona.
Justo en esas fechas el Frente Popular español ganaba las últimas elecciones de la II República, y en julio de este año se daba un golpe de estado en España que propicia la Guerra Civil. No he encontrado ninguna información que relacione personal o profesionalmente a Picasso y Maeztu después de 1936. Las posiciones políticas, y la vida personal y profesional de ambos, parece ser que jamás permitieron que volvieran a encontrarse, aunque quiero pensar que se mantuvieron siempre informados sobre sus respectivas vidas y obras. Maeztu se queda en España después de ganada la guerra por los franquistas, y muere en 1947 en el pueblo de Estella, en Navarra.
Pintor Jesús Olasagasti Irigoyen (1907–1955)
No he podido excluir de este post a este pintor vasco, nacido en San Sebastián, aunque no he encontrado suficiente información como para dar por hecho que entre Olasagasti y Picasso hubo una estrecha relación personal o profesional como con Iturrino, o solamente profesional como con Maeztu. Os cuento lo que he encontrado, y si tenéis alguna otra información u opinión al respecto, por favor no dejéis de comentármelo.
Picasso tenía 26 años y estaba bien instalado en Paris, con un prestigio en ascenso y con suficientes seguidores y detractores cuando nace Olasagasti en 1907 en San Sebastián. El vasco se interesó por el dibujo desde pequeño, y tuvo varios profesores entre ellos a Julián de Tellaeche, otro pintor vasco que se relacionó también con Picasso y que trataremos más adelante. Su gran tutor fue Daniel Vázquez Díaz, un gran seguidor y admirador de Picasso, al que conoció en Paris a través de Paco Durrio en 1906. Vázquez Díaz le enseño a trabajar la geometría de los espacios y el poco uso de los colores en sus pinturas, entre otras técnicas. Y, por supuesto, el cubismo. La gran dedicación de Olasagasti al retrato es propiciada por Vázquez Díaz, animándolo a viajar a Reino Unido a conocer sus mejores exponentes como Van Dyck, Gainsborough y Reynolds.
Los pintores vascos Olasagasti y Aurelio Arteta aplicaron “el cubismo a la figuración” según Mª Jesús López de Sosoaga. En su tesis doctoral continúa Sosoaga exponiendo que esa aplicación del cubismo se realizó: dentro de la corriente geometrizante que estuvo vigente en el período de entreguerras europeo. Olasagasti formó parte del grupo de pintores guipuzcoanos que desde los años veinte hasta la guerra civil pintan con un lenguaje moderno, lo que supone en la historia de la pintura vasca el eslabón entre la pintura etnicista del período precedente y la pintura de vanguardia de los años treinta,…. Jesús Olasagasti es uno de los pintores que fueron a París en busca de otras corrientes modernas, deseosos de liberarse del realismo costumbrista y que más se aproximaron a la vanguardia europea aunque atenuando sus avances estéticos. La vida de Olasagasti será una constante contradicción entre lo tradicional y lo moderno, un continuo deslizarse en la dualidad”[15]
Antes de ir por primera vez a Paris en 1927, Olasagasti ya había visitado Reino Unido e Italia; en donde conoció al escritor y periodista bilbaíno Rafael Sánchez Mazas en Roma. Fue el inicio de una amistad determinante en su vida. En 1926 participa en la Primera Exposición de Artistas Vascongados realizada en Bilbao. Sus visitas a Paris se centraron en aprender todo lo nuevo de las vanguardias y convivió con los cubistas en Montparnase según dio a conocer en una entrevista con el periodista Juan de Hernani. El periodista le comenta que “en tus principios tuviste aficiones cubistas”, y este le dijo; “Y aún las tengo”…“es que el cubismo en España no da todavía para vivir”…”aquí todavía estamos en un islote de pintura realista. En el mundo se pinta ya de otra manera…un cuadro cubista no hace ya reír a carcajadas. Ya antes de la otra guerra, Picasso vendía mucho en Paris”[16].
Con 22 años, en 1930, Olasagasti logra estar presente en la primera exposición en San Sebastián en la que también expone Picasso. La exposición colectiva de Arquitectura y Pintura Modernas en el Gran Casino fue patrocinada por el Ateneo Guipuzcoano, y se recuerda como la más importante realizada en España en esos tiempos.
En su organización también cooperó con otros artistas, todos subordinados a la coordinación del arquitecto José Manuel Aizpurúa, quien también gestionó la participación en la parte dedicada a la arquitectura. Su gran amigo vasco Juan Cabanas diseñó el cartel, además de exponer y organizar la muestra de pintura. También hubo exhibiciones de cine, y se vieron maquetas y proyectos de arquitectura como el del propio estudio de pintura de Olasagasti, diseñado por Aizpurúa. Y también del arquitecto catalán Josep Lluís Sert, quien en 1937 diseña y construye el Pabellón español de la Expo Universal de Paris donde se expuso por primera vez el Guernica de Picasso.
“Bouteille marquée bas avec un as de trefle” es una de las 3 obras que se conoce que presentó Picasso en esta exposición colectiva, en la que no estuvo presente. Por su parte Olasagasti presentó 2 bodegones y su famoso “Retrato de Díaz Caneja”. Además se vieron pinturas de un excelente elenco de reconocidos internacionales como Miró y Juan Gris; y de otro vasco como el pintor José María Ucelay (quien también se relacionó con Picasso).
“Retrato de Díaz Caneja”. 1930. Óleo sobre lienzo. 80,5 x 70,5 cm. Firmado: “A Juan Manuel Díaz Caneja. Recuerdo de 1928. Año en que nos hicimos buenos amigos”, J. Olasagasti (áng. sup. izdo.). Pertenece a la colección del Museo de Bellas Artes de Bilbao desde mayo de 1932.
Según López de Sosoaga “…la construcción es geometrizante, destacando la grandiosidad y la articulación de lo ornamental y lo constructivo. El fondo arquitectónico también recuerda el mundo clásico…” Y amplia que E. Carmona caracteriza “el cuadro en “Estilo 1925” en el que se combina la vanguardia con una figuración moderna”.
Me recuerda a Picasso por el aire cubista que tiene y por las desproporciones del cuerpo con la cabeza; sobre todo por las enormes manos.
«Aquellas exposiciones (1930-31) aportaron a San Sebastián y por extensión a nuestro País Vasco, la sensibilidad abierta a las sintonías de vanguardia en un ámbito donde el conservadurismo y el desorden imperaban, abrieron los lenguajes artísticos tradicionales a la modernidad y facilitaron frente a la fragmentación estética unas vías donde el arte vasco tuvo ocasión de acceder a la última hora». Opinión del crítico Iñaki Moreno Ruiz de Eguino en el periódico El Diario Vasco, del 9 de abril de 1996.
En la “Exposición de Pintura y Escultura Moderna” organizada en el Gran Kursaal por la Sociedad de Artistas Ibéricos en septiembre de 1931 participa Olasagasti. Entre las 3 obras que aporta se destaca Retrato o Damita Verde (Óleo sobre lienzo, 80 x 61 cm, 1931) que también está en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Una creación con grandes influencias del surrealismo, que empezaba a imponerse en la pintura española en los años 30. En esta ocasión no se conoce que Picasso haya enviado obras, pero si se sabe de la participación de otros pintores vascos del momento como Juan Cabanas Erauskin y José Mª Ucelay. La pintura más surrealista de Olasagasti es el “Retrato del arquitecto Aizpurua” en 1930, a quien siempre le unió una gran amistad, y también compartían su admiración por las creaciones de Picasso.
La Sociedad de Artistas Ibéricos organizó y realizó a partir de septiembre de 1931 una gira con una exposición de arte moderno español de la II República por Europa. Aunque ya se había realizado una primera exposición en Copenhague en 1928, se reinician en Berlín, para luego ir a Italia, Suiza, Bélgica, Holanda, hasta Paris en 1936. En ella participaron muchos pintores de renombre del momento, en especial los de mayor proyección internacional pertenecientes a la avanzada española en Paris: Bores, Cossío, Dalí, Juan Gris, Julio González, Ismael González de la Serna, Joan Miró, Peinado, Picasso, Gregorio Prieto y Pere Pruna. Según Javier Pérez Segura en Arte Moderno, Vanguardia y Estado: La Sociedad de Artistas Ibéricos y La República (1931-1936), también se incluyeron los precursores, los nuevos valores y las jóvenes promesas.
El grupo de los que hace treinta años comenzaron a iniciar en nuestra patria los rumbos plásticos del arte, precursores o pioneers, incluían a los pintores vascos Arteta, Echevarría, Iturrino y Regoyos, además de otros españoles como Canals, Sunyer, Vázquez Díaz, Nogués, etc. Los nuevos valores que residiendo aquí (en España) fueron conquistando prestigio de nuevos maestros, entre otros, agrupaban a Maruja Mallo, Moreno Villa, Pérez Rubio, Ponce de León, Ángeles Santos, y los vascos Tellaeche, Bicandi, Ucelay, Guezala. Otra agrupación estaba dedicada a las jóvenes promesas, aquellos que prometen y ensañan, como Esteban Vicente, Juan Esplandiú, Cristino Mallo,… y los vascos Juan Cabanas Erauskin y Jesús Olasagasti. Independientemente de estar presente en la lista de artistas españoles de renombre, Olasagasti no aporto ninguna de sus obras para esas exposiciones.
Mantuvo su presencia en muestras nacionales como la realizada en las Galerías Emporium en Barcelona en marzo de 1933 coordinada por la Asociación de Artistas vascos. Además estuvieron los pintores vascos Gustavo de Maeztu, como mencionamos anteriormente, los hermanos Arrúe, Juan de Aranoa, Antonio de Guezala, Isidoro de Guinea, Manuel Lozada, Julián de Tellaeche, Pablo de Uranga, José María Ucelay, Bernardino Bianabe Artía y Jesús Olasagasti, entre otros. “La niña del yo-yo”, “Retrato” y “Toros”, son cuadros que reflejan claramente algunos de los temas que presentó en esta exposición y que caracterizan la vida artística de este pintor.
El 14 de abril de 1931 se había proclamado la II República en España con un gobierno de izquierdas. Pero en 1933 las elecciones dan como vencedor a un gobierno de derechas, que propicia se inaugure en San Sebastián en enero de 1934 el primer local de la Falange guipuzcoana, en el que estaban presentes muchos amigos íntimos de Olasagasti.
“La niña del yo-yo” fue la obra que le representó en la Exposición Nacional de Bellas Artes en el Parque Retiro de Madrid en mayo de 1934. No he podido discernir, con seguridad, si el malagueño expuso también en esta muestra.
Picasso, su esposa Olga Koklova y su primer hijo Pablo, ya con 13 años, llegan en agosto de 1934 a San Sebastián, entrando por la frontera española-francesa de Irún-Hendaya. Es muy probable que hayan pasado por Biarritz a veranear y ver algunos conocidos. Ellos hicieron allí parte de su luna de miel una vez casados en Paris en 1918. De ese momento es su cuadro “Las Bañistas” (Óleo sobre lienzo, 26.3 x 21.7 cm., Musée Picasso París).
Por lo que se podría afirmar que Picasso no solo pintó un tema vasco con el Guernica, ¡también pintó el País Vasco!. Me encanta mostrar las villas de Guernica y Biarritz en las visitas privadas y personalizadas que realizo por el País Vasco. No te las pierdas, ¡vale la pena conocerlas!
Olga y el malagueño, llevaban unos 17 años sin pisar suelo español. En ese viaje recorrieron en su coche personal también las ciudades de Burgos, Madrid, El Escorial, Toledo, Zaragoza y Barcelona. Y trataron de pasar desapercibidos.
El 29 de agosto de 1934 Olasagasti llamó a sus amigos el arquitecto Aizpurua y al pintor Cabanas para informarles que había reconoció a Picasso en una pastelería de San Sebastián acompañado de su hijo. Según cuenta Carlos Ribera, en “Recuerdos de GU: Picasso en la parte vieja”, le llevaron a esa zona de la ciudad. Luego comieron en el Club Náutico, un edificio estilo Bauhaus que habían rehabilitado los arquitectos Aizpurua y Labayen.
De ese encuentro hay constancia fotográfica en la que aparecen los pintores Jesús Olasagasti y Picasso en la terraza del Club Náutico. La instantánea apareció publicada por primera vez en el fascículo 100 de La Gran Enciclopedia Vasca 1973-1983. La foto era propiedad de la familia del pintor vasco Vicente Ameztoy (discípulo y familiar de Olasagasti). Además participaron en la comida Giménez Caballero y José Antonio Primo de Rivera. Muchos de los presentes eran miembros de la Falange.
Como se aprecia en la foto, hay un sombrero que se asoma por el lado izquierdo, y por las miradas de ambos y el gesto de Picasso, charlan animadamente con otra persona. Me atrevería a especular que la foto la ha podido hacer el arquitecto Aizpurúa, pues era muy amante de la fotografía. Aunque esta instantánea ha servido de testimonio de la relación de Olasagasti con Picasso en ese día, no hay constancia anterior ni posterior de una relación personal continuada.
Los pintores vascos Olasagasti, Landi, Tellaeche, Montes Iturrioz, Martiarena, Kaperotxipi y Cabanas eran miembros de la asociación artístico-cultural-gastronómica “GU” (que significa nosotros, en lengua vasca) que se inauguró esa misma noche. También incluía a escritores como Pío Baroja, Berruezo y Tobalina; los abogados Juan Pablo y Luis Lojendio; el fotógrafo Marín y los compositores musicales Tellería y Garbizu.
El periodista Sanchez Maza realizó un discurso en la cena-apertura, en la que además de muchos de los mencionados, también estuvo invitado Picasso.
En la foto de ese acto de inauguración que os muestro, tengo la impresión de que puede estar presente la figura de Picasso: el primero por el lado izquierdo pegado a la pared y con una mano cerca de la cara.
En el periódico local El Diario Vasco de abril de 1998, el periodista Mikel G. Gurpegui amplía que en esa visita Picasso comentó que su estancia en San Sebastián se había largado más de lo previsto. Le chocó la cantidad de niños perdidos en la playa de La Concha, asunto que conoció mediante los altavoces de los socorristas. Estuvo en la Plaza de Toros del Chofre los días previos a la inauguración de GU, por lo que realizó comentarios sobre la faena de los toreros, a los que los conocía bien, y le asombró la asistencia de unas alumnas del colegio de monjas que también disfrutaban de la corrida[17]. Al regreso de este viaje por España había realizado varios aguafuertes relacionados con la temática taurina entre los que está el “Minotauro ciego guiado por una niña I”.
Joan Miró propuso en 1935 al movimiento artístico catalán ADLAN (Amigos de las Artes Nuevas) la organización de una Exposición sobre Picasso en la Sala Esteva de Barcelona. Tuvo el apoyo del propio Picasso y de otros muchos pintores, además de artistas e intelectuales españoles y franceses. La muestra pudo verse en Bilbao en la galería Arte del 19 al 25 de febrero de 1936 gracias a su propietario: el catalán Lluís Carreras Macaya. En la investigación[18] realizada por el Museo Picasso de Barcelona no consta que Olasagasti haya visitado la exposición, pero no tengo dudas de que si lo hizo por varias razones. El pintor vasco hacía casi toda su vida personal y profesional entre Bilbao y San Sebastián, era muy conocido por los miembros de la Asociación de Artistas Vascos, amante activo del todo lo cultural y fue siempre un admirador destacado del arte de Picasso. Una oportunidad como esta, no creo se la haya perdido. 10 años después, Olasagasti también expuso en esta misma sala bilbaína la última exposición individual de su vida artística. También se mostró en Madrid unos días después esta primera gran exposición de Picasso en España, con una colección de 25 obras que abarcaba desde 1907-1908 a 1935,
En el mismo mes de febrero en el que Picasso exponía su obra en Bilbao, el Frente Popular español ganaba las elecciones. 5 meses después, el 17 de julio de 1936 los generales Mola y Francisco Franco se alzaron en armas contra la II República. El gobierno republicano informa a Picasso en agosto su designación como director honorario del Museo del Prado de Madrid, cargo que nunca llegó a asumir. Las tropas navarras aliadas a Franco entraron en San Sebastián el 13 de septiembre, y Olasagasti se alistó como voluntario falangista. La familia desconoce si alguna vez estuvo afiliado a la Falange antes de que terminara la Guerra Civil, ni aparece registrado como miembro de ésta en ningún documento oficial o extraoficial conocido. Con Franco ya en el poder, fue miembro de la Falange, y asesoró en el Servicio de Artesanía de la Obra Sindical de Educación y Descanso de San Sebastián. El GU se convirtió en la oficina de propaganda del régimen.
Pinta a los Generales Franco y Sagardia durante la guerra. En ese período 2 de sus cuadros son pre-seleccionados por el pintor vasco Tellaeche para mostrarse en el Pabellón español de la Exposición Universal de Paris de 1937, pero finalmente no fueron expuestos aunque si se mostraron en una exposición dedicada al arte vasco que se realizó en paralelo a esa muestra. Se dedicó al retrato, como tema principal, después de la Guerra Civil. En su boda, en 1944, estuvieron presentes los pintores vascos Ignacio Zuloaga y Gustavo de Maeztu. No creo que haya tenido ningún tipo de relación posterior con Picasso desde 1934. Muere en 1955, con solo 47 años, por cirrosis hepática.
“El niño de la Paloma” atribuido a Jesús Olasagasti (a la izquierda) y “Niño con paloma” de Picasso.
Según nos comenta Sososaga en su tesis doctoral sobre Olasagasti, existe un cuadro atribuido a éste que puede ser un error o de una atribución errónea. El cuadro no está ni firmado ni fechado. Aclara, que independientemente de que sea o no del pintor vasco, sin dudas quien hizo la copia es un amante de Picasso y no es un aprendiz[19].
Después de la muerte del vasco, Picasso y Olasagasti, se han vuelto a reencontrar a través de sus obras pictóricas en múltiples exposiciones. La primera fue en la sección retrospectiva Precursores y Maestros del Arte Español Contemporáneo de la III Bienal Hispanoamericana de Arte de Barcelona en noviembre de 1955, justo recién fallecido Olasagasti. Repiten encuentro sus pinturas en Sevilla en el año 1999 en la muestra “De Picasso a Bacon: arte contemporáneo en las Colecciones del Museo de Bellas Artes de Bilbao”.
«La pintura no es nunca prosa, es poesía, escrita en verso con rimas plásticas». Pablo Picasso.
Nota: Para no alargar la presentación de este tema he decidido ir publicando cada una de las partes según las vaya terminando de investigar y escribir. Por favor, cualquier aportación, precisión, detalle o sugerencia al contenido expuesto es bienvenida.
[1] “Exposition de tableaux de F. Iturrino et de P.R. Picasso: du 25 juin au 14 juillet 1901” / Gustave Coquiot (pr.). 12 p. ed Galeries Vollard, Paris, 1901. Biblioteca Museu Picasso, Barcelona.
[2] La foto y la historia del cuadro la encontré publicada en un artículo llamado “Un rostro en la sombra” de Bárbara García Menéndez, que aparece en la web del Museo Carmen Thyssen Málaga con fecha del 26 de febrero 2019.
[3] Artículo aparecido en la sección “La vie artistique”. Publicado en “Le Figaro” el 26 de junio de 1901. Cit. Moreno Ruiz de Eguino. Catálogo de Francisco Iturrino. Fundación Kutza. p. 29
[4] Revista Vell i Nou, número 20, año II. 1 de marzo 1916. Pág. 10-12.
[5] Revista Vell i Nou. 15 de diciembre de 1916, Año II, número 39. Págs. 319 a 321.
[6] En el texto de la foto dice: Fig. 6. Assistents al banquet ofert per les Galeries Laietanes als pintors Maeztu, Iturrino i Picasso, a les caves de la casa. D’esquerra a dreta, Padilla, Jori, “Apa”, Maeztu, Bonay, Utrillo, Picasso, Soto, Nogués, Saglio, Humbert, Iturrino, Plandiura, Riera, Segura, Añés, Aragay, Colomer i Canals. Fotografia reproduïda a la publicació Vell i Nou, núm. 47, 15 de juliol de 1917, p. 474.
[7] Les Arts y los Artistas. Vell i Nou. Revista Quincenal de Arte- Año IV – numero 60. 1 de febrero de 1918. Barcelona. Págs. 43, 44 y 45.
[8] Periódico El Pueblo Vasco 20-9-1919.
[9] Carta de Iturrino a su hijo Marcelo de fecha lunes 5 de 1922, citada por Puente, J.
[10] Texto de Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla.
[11] Exposiciones de Gustavo de Maeztu según la web del museo con su nombre en Estella: https://www.museogustavodemaeztu.com/exposiciones-de-gustavo-de-maeztu/
[12] Revista Vell i Nou. 1 de julio 1915. Año I, número 4. Pág. 11.
[13] Revista Vell i Nou, número 46, año III, pág. 453. 1 de julio de 1917.
[14] https://www.museogustavodemaeztu.com/epocas-del-artista-gustavo-de-maeztu/
[15] López de Sosoaga Betolaza, María Jesús. “Vida y Obra del pintor Jesús Olasagasti Irigoyen”. Tesis doctoral. Abril 2015. Universidad de Deusto.
[16] HERNANI, J. de: “Con Olasagasti en el Cultural”. El Diario Vasco, 27.02.1949. pp.4-6.
[17] Gurpegui, Mikel G. (7/4/1998): Picasso por la Concha. Diario Vasco. Año LXII – No.20, 130), pág. 60.
[18] DOMÈNECH, SÍLVIA: «EXPOSICIÓN PICASSO» 1936: EL DISCURSO DEL ARCHIVO. Museo Picasso, Barcelona. Año 2011.
[19] López de Sosoaga Betolaza, María Jesús. “Vida y Obra del pintor Jesús Olasagasti Irigoyen”. Tesis doctoral. Abril 2015. Universidad de Deusto. Página 254.
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